Un niño miraba a si profesora escribir en su cuaderno de notas. En un momento determinado el niño le preguntó:
- ¿Estás escribiendo sobre mi?.
La profesora dejó de escribir, sonrió y miró al niño.
-Estoy escribiendo sobre ti, es cierto- le dijo- Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando . Me gustaría que tú fieras como él cuando crezcas.
El niño miró y remiró el lápiz, intrigado, pero no vio nada especial en él.
-¡ Pero si es igual que todos los lápices que he visto en mi vida !- dijo el niño.
- Mira, todo depende del modo en que mires las cosas....-dijo la profesora- En este lápiz hay cinco cualidades que, si consigues mantenerlas harán de ti una persona madura.
- ¿Cuáles?- preguntó curioso el niño.
- La primera cualidad es que puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guía tus pasos. A esta mano le llamamos Dios- dijo la maestra.
El niño escuchaba atentamente.
- La segunda, es que de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poquito, pero al final está más afilado y escribe mejor- continuó explicando la maestra al niño- Por lo tanto, con mucha probabilidad tú, como el lápiz, tendrás algunas dificultades, pero debes ser capaz de afrontarlas porque si lo haces te harán crecer como persona.
El niño asintió con la cabeza.
- La tercera cualidad del lapiz es que siempre nos permite usar la goma para borrar aquello que está mal - siguó explicando la maestra - así que has de entender que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, al contrario, algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
- La cuarta cosa que nos enseña el lápiz es que lo realmente importante de todo lápiz no es la madera que recubre la mina, ni siquiera el color, lo realmente importante es la mina de grafito que hay dentro - dijo la maestra mostrándole la punta del lápiz al niño - por lo tanto tú como el lápiz debes siempre cuidar lo que sucede en tu interior.
- Finalmente, la quinta cualidad sería que el lápiz siempre deja una marca - explicó la seño - y tú has de saber que todo lo que hagas en la vida también dejará trazos, y por lo tanto intenta ser consciente de cada acción.
El niño había estado muy atento todo el rato, escuchando cada palabra de las que decía su maestra. Y es que ella siempre le enseñaba más de lo que ponía en los libros del cole.
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