No hay día en mi vida que no me sorprenda por algo, pero sin duda quienes más me sorprenden día a día son ellos, mis hijos...
Irene es una niña encantadora, con un fondo impresionante y multitud de cualidades (también defectos, como todos), es mi princesa, pero también mi ogrito, con un genio que "da miedo"..., no lo puede evitar, cuando explota, pierde los papeles y entra en una espiral que ni ella misma puede controlar y que le lleva a la histeria pura y dura... ¡Cuántas veces le hemos dicho que ha de controlarse!... infinitas...
Esta semana fuimos al dentista (otra vez), le iban a poner una ortodoncia bastante aparatosa para ensanchar el paladar y llevar de paso la mandíbula a su sitio... que si fuera solo por lucir una sonrisa de modelo os aseguro que no la hago pasar por esto, pero el problemilla es un poco más serio, traspasando la barrera de lo puramente estético... Hasta ahora a todas las revisiones ha ido serena, tranquila, pero claro, esta vez era EL DÍA, saldría de allí con unos hierros en la boca que no va a poderse quitar en más de un año, y lo que nos espera, pues esto es solo el principio...
Y claro, alguno pensará que prácticamente todos los niños llevan hoy en día aparatos en la boca, y se les ve felices y contentos, incluso Irene hablaba despreocupadamente de otras compañeras que llevan artilugios parecidos, y yo para mi adentros no dejaba de pensar en si íbamos a ser capaces de capear el temporal, la tormenta tropical, el tifón llamado Irene y poder con los malditos hierros que iban a entrar a formar parte de nuestra vida desde esa misma tarde...
Y claro, alguno pensará que prácticamente todos los niños llevan hoy en día aparatos en la boca, y se les ve felices y contentos, incluso Irene hablaba despreocupadamente de otras compañeras que llevan artilugios parecidos, y yo para mi adentros no dejaba de pensar en si íbamos a ser capaces de capear el temporal, la tormenta tropical, el tifón llamado Irene y poder con los malditos hierros que iban a entrar a formar parte de nuestra vida desde esa misma tarde...
Pero fíjate que yo, que la conozco como si la hubiera parido, y nunca mejor dicho, que me esperaba lo peor, con gritos incontrolados, llantos, burrerías varias y demás lindezas de esas que solo nuestros hijos son capaces de lucir en los momentos más oportunos... me sorprendí y muy gratamente... y aún hoy sigo sorprendida, en serio..., y no es que no haya protestado, que si lo ha hecho, pues es normal se siente molesta, endolorida, tiene más saliva de la que puede tragar, se le enreda la comida y las palabras en el dichoso aparatito, no puede (aún) masticar y tienen un dolor de muelas permanente, vamos que cómoda no ha de estar, la verdad... y esto es solo la FASE 1 del plan de nuestra estupendísima ortodontista..., protestar ha protestado, claro, pero tan civilizadamente..., sin grandes gritos, sin grandes berrinches, sin sacar al ogro que dormita en su interior, y lo mejor de todo es que sigue sonriendo, y yo con ella...
Y no me canso de decírselo, ¡Irene, qué orgullosa estoy de ti!, de tu cambio, que ha llegado incluso más allá de tu boca, se ha extendido a tus tareas, a como encaras estos días los deberes del cole, a tu comportamiento en casa y con tu hermano que te adora, a lo colaboradora que estás..., quizás las vueltas de tuerca que le da la mamá a tu aparato cada noche para llevar el paladar a su sitio, hayan por fin llevado también las neuronas a su sitio, o quizás simplemente es que te vas haciendo mayor y nos enorgullece ver la personita que va aflorando, que vamos descubriendo día a día...
Y aunque esta entrada es para ella, para Irene, no me olvido de mi otro tesorito, Rubén, que ayer por la noche, en la cama y tras hablar juntos (él y yo) un ratito con quien nos cuida desde arriba le pidió que hiciera que a Irene no le dolieran tanto las muelas y pudiera volver a comer jamón serrano por que le gusta mucho..., y yo no pude menos que decirle que seguro que desde arriba le habían escuchado porque lo pedía desde el corazón, desde la inocencia de los 6 añitos, con toda su esperanza, con toda su fe, con toda su inocencia..., así que aproveché yo para pedir, que Rubén fuera un poco menos gritón y más obediente, pues estaba segura de que ayer teníamos línea directa con el cielo...
Y aunque esta entrada es para ella, para Irene, no me olvido de mi otro tesorito, Rubén, que ayer por la noche, en la cama y tras hablar juntos (él y yo) un ratito con quien nos cuida desde arriba le pidió que hiciera que a Irene no le dolieran tanto las muelas y pudiera volver a comer jamón serrano por que le gusta mucho..., y yo no pude menos que decirle que seguro que desde arriba le habían escuchado porque lo pedía desde el corazón, desde la inocencia de los 6 añitos, con toda su esperanza, con toda su fe, con toda su inocencia..., así que aproveché yo para pedir, que Rubén fuera un poco menos gritón y más obediente, pues estaba segura de que ayer teníamos línea directa con el cielo...
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